En las líneas de mis manos esta dibujado tu cuerpo, si las cierro te atrapo recorriendo tu entorno y siento como te adaptas a mí penetrando en mi estructura con la sincronía del tempo de dos corazones alterados en una mutación rítmica, indolente y placentera, genuina por su unicidad y perfección.
Me cuesta abrirlas, pues te veo sin mirarte, te intuyo sin conocerte, no necesito que estes para besarte y un poco de ti me llena hasta saciarme...
Te dejas apresar fundiendote en una cercanía infranqueable, imposible de disociar por yunques y martillos; avivando el inextinguible fuego que arde sin consumir el ardor que nos sutura.
©Juan Carlos Saceda