Odio las excepciones porque que
confirman la regla y por eso nunca fui profeta en mi tierra y porque yo quiero
un mundo libre, sin medidas ni leyes que contravengan mi naturaleza, claro que
algunas veces lo soñé pero tuve ayuda de los que mis pasos pueblan, tan
cercanos y en la más pura lejanía, para lo que de verdad soy no tienen orejas.
© jcs
Nos guste o no caminamos entre reglas y excepciones, me atrevo a decir que tal vez ahí debería estar el equilibrio que no se deja ver del todo.
ResponderEliminarOjalá tu sueño se haga realidad cuando todos esos desorejados dejen de importarte como regla y se conviertan en una gran excepción.
Un gran abrazo.