Me persiguen los demonios día y noche como si me lo mereciera, me persiguen promesas sin cumplir como si hubiera sido yo el que las prometiera, me persigue el silencio cada vez que le hablo de ti como si no existiera, me persigue la sinrazón, el maltrato, el disimulo, el olvido, la ceguera... Tengo la espalda en sangre viva por los latigazos de tu sordera.
anjú
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