Cuando el mundo nació, antes de ser convertido en parcelas, no había
constitución ni leyes falsas para protegerlas, tuvo que aparecer el hombre,
escultura armada de la involución con una mente perversa, y apropiarse de todo,
como si esta vida fuera eterna… la historia nos lo cuenta: entre el antes y el
ahora no existe diferencia.
© Juan Carlos Saceda
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