Al margen de ser poesía, era rubia, guapa, inteligente y pura simpatía, tenía algo de gata, le gustaba escapar cuando la noche venía, nadie sabía donde iba, nadie sabía donde estaba, nadie nunca la veía, se sospechaba que era hija de un sueño engendrado en la fantasía, que hipnotizaba como las sirenas y robaba los recuerdos para poder nacer cada día, que tenía el corazón ardiendo, la piel en llamas, la cabeza fría… solo dejaba un sinuoso rastro, con sus uñas rojas lo escribía.
© jcs
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