El rostro del escritor habla por si mismo de romances inéditos
que nunca escribirá con palabras legibles en papel, cada arruga es un verso del
poema que componen las irregularidades de su piel, en la mirada van los matices
y sus ojos te lo traducen para que lo puedas leer, es lo único visible que le hace
distinto, lo invisible va en las letras que deja por el camino.
© jcs
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