Debieron llamarte amor
para poder definirlo
y conocer su enigma
reencarnado en ti
después de siglos
eternos de pasión
por los mundos del destino,
puliendo aristas,
limando filos,
dejando la huella
de tu presencia
en la impronta
de cada gemido,
como el relámpago y el trueno,
distantes y unidos,
completando la perfección
detrás de ese rostro tan bonito
…
que se enteren todos
de que estás aquí
y eres mía
a eso has venido.
© Juan Carlos Saceda
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