Un clavo
saca otro clavo
dicen los
viejos,
y cada
clavo
tiene un
clavo
que le
apunta
el
entrecejo
.
.
.
te has
arrancado tu mismo
clavo de
sangre,
te fuiste
lejos
a matar el
hambre
comiendo
espejos
en los que
mirar
tu ausente
reflejo,
vacuo
vacío
huero
estéril
pozo sin
agua
cieno
reseco
frio polar
desierto
de hielo,
es el
hambre de la vanidad
lo que te
mantiene hambriento.
© Juan Carlos Saceda
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