Incierto
era aquel día
claro que
sí,
ella lo
sabía
y aun así
vino a mí,
tan lisa,
tan llana,
esperó
hasta la mañana
y me dijo:
voy por ti
.
.
sin
esperarla
la
esperaba
lo se
porque la soñaba,
la pensaba,
la imaginaba,
la pensaba,
la imaginaba,
desde el momento
en que la vi.
© Juan Carlos Saceda
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