Cultivo las letras inspirado por la belleza y en ellas me sumerjo para buscarte; desde allí te hablo con la certeza de no resultar inmune a tu corazón que se acompasa con mi latir trayéndote hasta mí. Grita fuerte para que oiga tu pensar, piensa intenso para que escuche tu sentir.



sábado, 8 de febrero de 2014

Nació el día


Su belleza se escondía en un rostro deformado por el dolor de una constante desesperación vital bajo un grotesco maquillaje que la insultaba con vulgaridad, sonreía de forma mecánica, sin reír, proclamando una tristeza mal asumida y trágica; sus movimientos eran invisibles, como los de una presencia fantasmal entre presencias humanas; nos miramos varias veces y durante ese instante imperceptible no hubo noche en las afueras, era la noche lo que mis ojos veían…   

Un espacio curvo 
cargado de asimetrías, 
sinuoso y viperino, 
con la concavidad pervertida, 
eco de un silencio dañino, 
el resumen de su vida…

No hubo muerte, ni hubo transición, desapareció de pronto y de repente amaneció, nació el día.

 © Juan Carlos Saceda

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