Allí,
donde todo es posible
y nada acontece,
detrás del espejismo
de tu propia ilusión,
fantaseas escondida,
y con el exiguo roce
del susurro acallado
de tus pensamientos
pasas la noche embebida,
momento infinito de amor
fugaz y eterno espesor
inmortal y efímero dolor
…
te condena a la muerte
te sentencia a la vida.
© Juan Carlos Saceda
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