Por falta de una luz
que alumbre tu rostro
agoniza el hoy
ciego de ti
mientras te nombra en silencio,
nadie lo escucha
que más da,
dentro de un rato
estará muerto,
y cuando esto suceda
hablaras de él,
de lo bueno que era,
de cómo le querías,
de la perfección de lo imperfecto,
no aprendes
ayer también se fue
dijiste lo mismo
y lo seguirás haciendo
pero a él nunca le dirás
lo que a todos dices
cuando vestida de negro
lloras a su lado
sabiendo que
…
volverás a hacerlo.
© Juan Carlos Saceda
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