Entretejidos el uno al otro,
entre sí,
por la espalda,
sin poder vernos el rostro
ni besarnos
ni abrazarnos,
ni con sonrisas hablarnos,
giro y giro,
mil requiebros
acabas donde empiezo,
finalizo en tu comienzo
…
mi lamento
es tu obsesión,
la mía
tu silencio.
© Juan Carlos Saceda
Hay obsesiones que son inalterables,inmutables e indestructibles...
ResponderEliminarTiene que estar muy bien alimentada una obsesión para ser eterna y convertirse en una vida paralela, la única vida aunque nadie lo sepa...!!! Gracias G.M.
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