Aquel día,
el viento silenció
las voces disonantes,
cesaron los murmullos
pero en furtivos encuentros
hablaron las miradas
desde los adentros,
ojos que escuchan
y que hablan
y que miran
y también ven,
ojos certeros
…
mírame otra vez
te estoy mirando,
observa como te observo.
© Juan Carlos Saceda
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