Que infancia más desgraciada tuvieron que tener estos que nos dirigen, les
debieron mentir tantas veces con argumentos increíbles que la mentira es su
religión y su credo un puro chiste… a mí me dan pena y siento vergüenza ajena
cuando les veo reírse, obviando la realidad, sembrando infelicidad, condenando a
la inanidad, provocando una tal crisis para poder justificar y distraer la
desigualdad que les hace felices.
© Juan Carlos Saceda
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