Te
blindaste porque conocías muy bien tu debilidad, la marca de tu nacimiento y un
día comenzaste a caminar con la armadura de la soledad como única protección,
desnudo el pecho…
Te vio
latir al unísono del viento y quiso ser ráfaga de aire tibio y masajear tu
corazón con las alas de sus sueños…
Al caer la
noche mientras dormitabas su caricias tendido en el suelo, supiste que nunca la
dejarías de amar, tiempo al tiempo…
© Juan Carlos Saceda
Ternura!
ResponderEliminarBesos.