Cultivo las letras inspirado por la belleza y en ellas me sumerjo para buscarte; desde allí te hablo con la certeza de no resultar inmune a tu corazón que se acompasa con mi latir trayéndote hasta mí. Grita fuerte para que oiga tu pensar, piensa intenso para que escuche tu sentir.



lunes, 21 de enero de 2013

Inextinguible




Atados entre si
con el eslabón perdido
de una posibilidad
más que plausible,
definida e indefinible,
calmada e irascible
tan lejana como asequible,
soñada a veces
nunca dormible
y jamás
de los jamases
extinguible.

© Juan Carlos Saceda

Al besarte




Labrar en tus labios con labiado cincel lo indeleble de una emoción invisible que me nace en el alma y que puede eternizarse más allá de cualquier distancia, es lo que hago al besarte… es lo que tanto buscabas… es mi marca inigualable...
  
© Juan Carlos Saceda

sábado, 19 de enero de 2013

Bisectriz




De una profunda cicatriz
que se hallaba oculta
en el fondo de mi alma
surgió la bisectriz
que la dividía en dos:
furia y calma,
y el despertar del dormir
que cercena el sueño,
pesadilla del vivir,
persiste en su empeño
...
duele el dolor
que ya dolía
antes de nacer
y en solitaria compañía
bizco de amor
me dejo envejecer.
   
© Juan Carlos Saceda

martes, 15 de enero de 2013

Conversaciones heterónimas




- Parto esta sera

- Como que te vas esta tarde, si son las doce de la mañana

- Tenía que comprobar que eras real, que no te había soñado, que existe un hombre como tú fuera de la fantasía…

Acababa de salir por la puerta de llegadas de la terminal uno del aeropuerto de barajas, robó un instante al tiempo para buscarme con la mirada y envolvió a todos en su magia: primero un silencio incrédulo, después golpes de codos, pequeños cuchicheos y un desfile improvisado hasta donde yo me encontraba, ella no sabía andar, ella desfilaba, una deformación profesional para el deleite del que pudiera contemplarla… no traía maleta, sólo un pequeño bolso y un vestido negro y su piel morena y sus negros cabellos y la profundidad de sus ojos… y, como no, su fama la acompañaban.  

Hoy no contaré lo que pasó en las cuatro horas que inmovilizaron el mundo aquella tarde hoy idealizada, sólo os diré que volvió a venir para comprobar que no fue un sueño lo que aconteció la tarde parada…

© Juan Carlos Saceda