Cultivo las letras inspirado por la belleza y en ellas me sumerjo para buscarte; desde allí te hablo con la certeza de no resultar inmune a tu corazón que se acompasa con mi latir trayéndote hasta mí. Grita fuerte para que oiga tu pensar, piensa intenso para que escuche tu sentir.



sábado, 29 de diciembre de 2012

Ardor





Escondida en la bruma
la luna me observa,
disimula tanto el mirar
que sus ojos son niebla
y negra impaciencia
yo te veo
luz de vida
a través de la humedad
que riega mis venas
y la frialdad es calor
y el calor fuente fresca
que atempera el ardor
que por dentro te quema.

© Juan Carlos Saceda

Amor




Le miro y él me mira
luego me seduce con su encanto
yo sonrío y me imita
después nos dejamos de mirar
fingimos haberlo hecho
y nos volvemos a mirar.

© Marina Isabel Saceda

miércoles, 26 de diciembre de 2012

El capricho del hado




Perdí el norte
antes de encontrarlo,
manejo bien la brújula
pero nunca
la tengo en mis manos,
quizá algún día
que no consigo evocar
del lejano pasado
tuve la seguridad
que ahora se esconde
en un recuerdo olvidado,
por eso relativizo todo
y la duda
de mi existir
parasita a mi lado,
es la rémora
de lo que no fue
pudiendo haber sido,
también conocido
...
como el capricho del Hado.
  
© Juan Carlos Saceda

viernes, 21 de diciembre de 2012

Navidad




El mundo se acabó
hace mucho tiempo,
eso si,
sólo para algunos
los demás
nos estamos riendo,
haciendo gracias
de las hipocresías
que nos dan significación
porque estamos vacíos
de sentimientos,
yo el primero,
si me va mal
me solidarizo
con los sin techo
y si me va bien
también
pero bajo un tejado
de hormigón
junto a la estufa
y con el frigorífico lleno
pido con sinceridad
que todo cambie,
que de la vuelta,
sólo así
nos daremos cuenta
de lo poco
que valemos.

© Juan Carlos Saceda

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Marte




No quiero perder
este cierto norte
de incertidumbres
que no me deja olvidarte
ni te aleja
más de mí
que la distancia
entre el ahora
y el antes
efímero espacio
que queda abolido
desde este instante,
ya ni tan siquiera
existe separación
aunque te vayas
a Marte.

© Juan Carlos Saceda