Ahora que
veo desde lejos aquel instante en que nuestros ojos se cruzaron, entiendo que no
existe la casualidad, que todo estaba planeado y que para comprender hay que
vivir y mirar en la distancia lo que un día ya miramos.
Te intuí,
me volví, te miré, nos miramos y no nos hemos vuelto a ver hasta pasados los
años pero hemos estado muy cerca, casi hasta rozarnos.
© Juan Carlos Saceda
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