Debí
haberte sacado de mi vida aquel día que me cambiaste por un puñado de euros pero
supongo que ese es mi valor: menos de lo que te puedes gastar en un momento, que
pena que no tengas personalidad y que tu voz sea la de cualquiera que se ajuste
a la ausencia de tu pensamiento… da igual, todo vale en la banalidad que decora
tu glamour incierto... tengo
derecho a ser yo, ya se que duele pero se cura con analgésicos.
© Juan Carlos Saceda
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