Cultivo las letras inspirado por la belleza y en ellas me sumerjo para buscarte; desde allí te hablo con la certeza de no resultar inmune a tu corazón que se acompasa con mi latir trayéndote hasta mí. Grita fuerte para que oiga tu pensar, piensa intenso para que escuche tu sentir.



viernes, 6 de junio de 2014

Metamorfosis de estilo


Quería haber empezado a escribir esta historia por el final, pero me he cansado de esperar y como existe la posibilidad de que no acabe nunca he decidido comenzar sin ni siquiera saber por donde, algo así como un ejercicio del destino, o un juego del azar, o un divertimento para descubrir que tengo escondido dentro de mi mismo… es curioso esto del inconsciente, sabemos y no sabemos a la vez, es como el instinto perdido en una memoria inexistente cuando eres consciente, tan perdido a veces que hasta nos sorprende lo mucho que nos desconocemos o lo poco que nos conocemos que al fin y al cabo viene a ser lo mismo, por eso cuando alguien lo tiene tan claro como quiere hacernos ver, de repente a mi se me vuelve oscuro, si las grandes mentes que hay y ha habido en este mundo dudan, es la duda lo seguro…

Se me vuelve a escapar el nudo de la susodicha historia, quizá no quiera ser contada porque padece de timidez o de pánico escénico o tal vez sea una historia con complejo de inferioridad y necesite tratamiento psicoanalítico para poder afrontar su realidad…

Probaré con psicología inversa: no quiero escribir, no quiero escribir, no quiero…

-Has venido sin avisar para que no me escape verdad?
-Si quisiera que no te escaparas te ataría
-Ahora que lo dices para qué traes esa cuerda?
-Para que no te esfumes cuando esté distraída
-No se, pero tengo la sensación de que ya he vivido esto en otra ocasión, a veces me pasa…
-¿Cuéntame cómo acaba?
-Mejor descúbrelo tú,  p á g i n a   a   p á g i n a…

Fue una casualidad con causa lo que nos acercó; una amiga común le habla de mí, ella se apunta mi nombre mecánicamente pero con precisión, lo olvida un tiempo pero le aburre el tedio de una vida estanca, en la que la monotonía copula con la monotonía procreando más y más monotonía.

Con la misma precisión que anotó mi nombre ahora lo teclea en el buscador de Facebook y entra en mi perfil a la vez que sale de ella el aburrimiento, observa mis fotos, lee mis textos, analiza mis comentarios, escruta mis gustos, desconfía un poco de todo lo que ve y esa desconfianza de lo obvio desde la clandestinidad la excita, desafiando a la monotonía que ha dejado de procrear amenazada por la turgencia de sus pezones y justo en el momento que comienza la fantasía a soñar nace la posibilidad desde el deseo y ella se deja llevar...

Yo probablemente en ese mismo momento estaría deseando que algo así ocurriera, sin ser consciente de que estaba ocurriendo, estoy convencido de que las historias para que acontezcan tienen que estar engranadas desde el mismo momento en que empiezan y que aunque nunca se descubra el motivo ni el verdadero comienzo la sincronía es fundamental: el mismo giro, al mismo tiempo, por lo tanto, sin lugar a dudas, estaba deseando que ocurriera lo que estaba ocurriendo.

(Continuó, os lo cuento otro día) 

© Juan Carlos Saceda

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