En cada letra
que nace de
repente
hay un comienzo
infinito en
posibilidades
y un final
parturiento
que te deja tan
exhausto
que hasta te
olvidas del tiempo
y te deja de
asustar
el extático
movimiento
y la grandiosa infinitud
que conlleva la
nada
cabe en cada
letra
cuando está
naciendo
.
.
.
quizá soplara
el viento
en algún lugar
aquel día
en el que
comencé
a escuchar el
silencio,
quizá lo que
escuchaba
eras tú,
quizá era tu
pensamiento
anjù
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