Quise un día
serlo todo
y no fui nada,
desde allí
tan pequeño
ni veía mi reflejo,
tampoco escuchaba,
y el flotar sumergido
en la superficie
de tus aguas
me llevaba a la deriva
al territorio vacío,
levedad inundada,
…
francas dudas,
nieblas espesas,
me circundan
me envuelven,
húmedas y frías,
me queman el alma.
© Juan Carlos Saceda
Nunca a de ser uno el todo para el otro, llegado el momento no deseado nos quedamos sin nada, vacíos, huecos, opacos.
ResponderEliminarUno y uno siempre serán dos!
¿Cómo evitarlo cuando eres el otro?
ResponderEliminar¡Gracias Musa!
Saludos.