La sentía cerca,
tan cerca
que podía notar su aroma
en el cielo
del paladar
de mi boca,
dulce placer
de una imagen ausente,
terriblemente presente,
nunca disfrutada,
jamás indiferente
a mi mirada
…
se deja caer
de repente
y eclipsa el sol
que su marcha alumbra
y la noche se cierne
entre gritos,
ladridos
y penumbra
…
voces de silencio
que mi mente horadan.
© Juan Carlos Saceda
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