Grité tan fuerte
que nadie oyó mi lamento,
me lamenté quedo
y el mundo tembló
al oír la humedad
resbalando hasta el suelo,
…
dos lagrimas más
¡espera!
te las quiero regalar
ponlas en tus ojos
y deja que vivan,
son tuyas,
para ti,
un presente
que huye
en suave desliz,
una caricia
…
que me nace muy dentro.
© Juan Carlos Saceda
Un grito silenciado con caricias sentidas.
ResponderEliminarSaludos
Grito que nadie oye...
EliminarSaludos!