Con ese sabor a
ti y a esa locura que te nace cuando me quieres en tus adentros y te derramas
sin mesura como el aceite hirviendo, con la huella de tus labios en los más que
inaccesibles rincones de mi cuerpo, con esa Fe que tiró a la esperanza al
vertedero, con la imposible posibilidad que hace creer al ateo, con el tiempo
parado en algún lugar sin paradero, con las promesas que nunca nacieron, con
las que nunca nacerán, con las que nunca se cumplieron, con la agenda en blanco
del devenir marchito en el tronco de un árbol hueco, con la fría y cruda
realidad en la que nadie sabe que es lo verdadero, con la memoria ensartada en
el espejismo del deseo… con tu ausencia inquebrantable se va el invierno.
anjù
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