Llueve con la parsimonia
de una espera
que se mueve lenta
y deviene en la flor
de tu presencia,
gota a gota,
sin rebosar te moja,
calado recorrer
de un cuerpo,
seco brotar
en tu interior,
lasciva concurrencia,
disoluto espasmo,
abandono en mis carnes macilentas
dilatadas por la experiencia
y el continuo aguardar
…
no tenerte desespera.
© Juan Carlos Saceda
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