Maldita realidad.

Me gusta ser como soy aunque el precio sea el inconformismo, la rebeldía y el encerrarme en mí mismo porque también soy fiel y leal a mis ideas, mi pareja y a mis amigos, me gusta la claridad del cielo, esa que no existe al nivel del suelo porque siempre hay alguien que empeña en pisar las huellas de mis pies descalzos con sus flamantes zapatos nuevos, me gusta dormir la siesta con la manta de tu piel contándole a mi cuerpo las cosas que nunca nadie podrá comprender porque es un idioma solo nuestro,  me gusta ilusionarme con lo que nunca podrá ser porque esta maldita realidad se empeña en contrariarme como si yo fuera de hierro.

anjú