Como una sirena varada en su propio desastre regalaba muerte para poder vivir escondida entre afeites y enjuagues, tenía la sonrisa torcida los ojos ladinos y sus labios oblicuos nunca decían verdades, fui blanco de su desesperación, fui su víctima, fui su amante, con ella viví lo mejor y lo peor y eso nunca podrá deshacerlo nadie.
anjú
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