Cauterizada
por la irreal entereza
que ostento,
tengo la herida
del hueco sin fondo
que ha abierto
en mi armonía
el eco del silencio,
sonando una y otra vez
en la burla de mi encierro,
reverberando con sus golpes
en mis entrañas
también vacías de ti;
nausea y vértigo,
dormir despierto,
viviendo el sueño eterno
del mudo desplante
al que me enfrento;
desnudo ante tus ojos
me mantengo,
rígido y aterido
por el hielo
que cubre mi cuerpo.
© Juan Carlos Saceda
El resultado de los versos no tiene por que ser el de una experiencia personal, pero tienen tanta garra, que parece eso. Muy bueno.
ResponderEliminarGracias Maria es un placer oirte...
EliminarUn abrazo!