Quiero que te
sientas segura conmigo, mi vulnerabilidad esta a salvo: duerme un soñar
tranquilo y descansado acunada por arrullos sincopados, que el alma que forma
nuestra unión, le canta con el corazón instrumentando.
Desde que posé en
ti mis manos, y en susurros acallados, tu cuerpo me desveló los secretos que
escondes tan guardados, sólo existo para ti y tu felicidad es mi mayor agrado.
Si me duele tu
dolor, ¿como podría hacerte daño?
© Juan Carlos Saceda
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