Mirabas a las paredes y podías verme a través de ellas,
hasta con los ojos cerrados lo conseguías y yo observaba tu mirada, notaba en
mis labios como tu lengua los saboreaba en la distancia y esa opresión en tu
pecho también la sentía, dejaba de respirar para agudizar su acento que a ti
llegaba, y con tus manos me agarrabas, cogiéndote a ti y a mí, sin soltar,
apretando fuerte, arañando y dejando una señal a pesar de la lejanía…
© Juan Carlos Saceda
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