Piel fina con los poros atentos a mi aroma, blanca y
graciosamente decorada con resaltes que entretienen mis dedos, enredados, ya,
en tus cabellos, pequeños tirones que abren tu boca y tus ojos entrecierran
suplicantes de un beso que no llega y desespera su tardanza, eterno espacio
desbordante de deseo, prolegómenos de un amor desafiante…
© Juan Carlos Saceda
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