Me arde la mente con el combustible fosilizado en la
concavidad de los meandros de un cerebro convertido, ya, en la leñera de mi
alma; calor de recuerdos tuyos rodeados de una conjugación perfecta: lascivia y
amor, derramados en crestas nevadas por el flujo de los sexos, atentos a sus
propias miradas, escrutantes, silentes para el resto, invisibles e inexistentes
también.
El simple atisbo de un guiño detrás de los visillos,
invita a franquear la puerta de una guerra de placeres, en la que ambos
contrincantes ganan batallas de éxtasis y sudores mezclados con gritos ahogados
por las bocas del corazón que los proclama y les calienta la sangre, hasta que
hierve en el frenesí del fuego eterno, sin llamas, sin humo, con las ansias del
deseo absoluto e imposible de frenar…
© Juan Carlos Saceda
Pura pasión, llena de erotismo.
ResponderEliminarArdientes calenturas llenas de deseo.
Saludos.
Me gusta tu visión Musa!
EliminarMuchas gracias
Saludos!