Me gustaría concretar esta abstracción que me domina,
anotarla con tinta invisible en una imagen velada por la luz de la noche,
meterla en un sobre sin sello y lanzarla al mundo anónimo que me rodea, pero
temo esa respuesta que nunca llega y la espera eterna que la aguarda: me temo a
mí, mi peor enemigo, siempre cuestionando mis actos…
Camino lento, con el vértigo de la velocidad burlándose
de mi ritmo y de estas ansias que se agravan con la parsimonia de mi destino; hoy
sigue siendo ayer en mi vida…
© Juan Carlos Saceda
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