Te robé al mundo que iluso de si te presumía suya,
ignorante del poder que tienes sobre ti misma; planeaste tu propio secuestro
detalle a detalle, ninguna minucia se te quedó en el tintero; fría como un no
tajante viniste a verme, con los ojos dando gritos y los labios entre abiertos;
me abalance sobre ti, te cogí con los brazos, te encerré en la libertad, te liberé
de tu encierro, tu plan surtió efecto.
© Juan Carlos Saceda
Ladrón de sueños y deseos.
ResponderEliminarSaludos