La tentación se vistió de hombre aunque sus uñas eran de
mujer, y maquillaba sus ojos con el negro natural que tienen las noches de rastreo con ramas que crujen bajo los pies olvidados del silencio; luna y
nubes alternan el camino de su búsqueda, visible e invisible bajo el manto que
la cubre, terrores despiertos bajo influjos irresistibles de atracción animal,
se respira su olor que lubrica los sexos dormidos de desidia, reos de si
mismos, aquiescentes hasta ahora, ya no…
© Juan Carlos Saceda
No hay comentarios:
Publicar un comentario