Aquellos sueños, que lejos de estar marchitos me siguen
vivificando, los tengo cuando yo quiero, me abstraigo del mundo y me marcho… sin
moverme, sin viajar, sin deslizar mi masa con el paso, me dirijo hacia ti, tu
lo notas, te lo veo en mi rostro reflejado en tus ojos, que me miran más,
hipnotizados y me proyectan donde vas, me abducen el ser, me sacan de mí y en el camino nos encontramos, no podías
esperar, venías hacia mí, los dos en los dos estamos.
© Juan Carlos Saceda
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