¿Y ahora que? tu aquí yo allí, la distancia no existe
pero existe el camino, iré tras de ti, te voy a perseguir, tu rastro me guiará
a mi destino, tu pelo, tu cuello, tus labios, tu espalda; eres para mi, me dijo
el oráculo que estaba escrito en la luz que ilumina y sucumbe a los sueños
dormidos, con tu ausencia en los rincones de mi cama que gime y te llama para
no aguantar mis lagrimas resecas de tristeza…
© Juan Carlos Saceda
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