Se apresura el tiempo a estancarse en este embalse que
nutre mis raíces, me vio vagando los mundos nevados de una era intemporal y
mostrándome su falsa piedad acortada de distancias, inmovilizó las piernas que
corriendo te buscaban, sólo quedó mi alma libre, la tenias tú desde aquel día
de conciencias luminosas y cuerpos aceitados por la libertad del deseo, en que
nos encontramos sin buscarnos; aún la tienes se fue contigo, contigo vive…
© Juan Carlos Saceda
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