¿Sabes ese dolor que araña, que atraviesa el corazón, que
te nace y nunca muere, que daña con imágenes tatuadas de palabras, de rostros
que hablan silencios, que más que hablarlos los callan, que se proyecta en
puñales romos, sin afilar, que te hacen jirones el alma?
Ese dolor y yo somos amigos de infancia, jugamos de
pequeños a juegos que han desechado las máquinas, pasamos la adolescencia
detrás de coletas y faldas, pantalón corto flequillo, pelo peinado con ralla,
los Beatles, los Rolling Stone, surrealismo en el arte, Valle-Inclán de lectura obligada… hasta aquí siempre
juntos, espalda con espalda…
¿Sabes ese dolor que araña,
que atraviesa el corazón,
que te nace
y nunca muere,
que daña con imágenes
tatuadas de palabras,
de rostros
que hablan silencios,
que más que hablarlos
los callan,
que se proyecta
en puñales romos,
sin afilar,
que te hacen jirones el alma?
Ese dolor y yo
somos amigos de infancia,
jugamos de pequeños a juegos
que han desechado las máquinas,
pasamos la adolescencia
detrás de coletas y faldas,
pantalón corto flequillo,
pelo peinado con ralla,
los Beatles,
los Rolling Stone,
surrealismo en el arte,
Valle-Inclán de lectura obligada
…
hasta aquí siempre juntos,
espalda con espalda.
© Juan Carlos Saceda
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