El humo de los cigarros desaparecía por las calles escapándose de los labios después de acariciarles y escondido entre palabras que también fluían con el aire y que mantenían al tiempo estancado, sin moverse, contemplante…
Una mirada furtiva, rápida ,un sólo instante y nuestros cuerpos se aproximan y se tocan, y las manos se buscan y se encuentran, igual que lo hicieron los ojos, hablan sin que les oigan no hace falta palabras, no importa el ruido, ni el idioma para los que quieren comunicarse, o será que no hay símbolos que puedan definir con claridad los sentimientos que nos invaden, y se tengan que explicar, con esa fuerza que tiene la caricia del gesto intencionado, con el gusto y el olfato, con la vista y con el tacto, y con la sonrisa que nace…
No hay comentarios:
Publicar un comentario