Lamentos razonados con un corazón débil en las manos ansiosas de mí pero frenadas por una razón pétrea e inmutable, resistente al fuego que controla la pasión también controlada y parasita de un amor diferente a los que conoces, esos que aún te duelen y no te dejan, te acobardan…
Desafíos que te acongojan por el miedo que te tienes, y detrás de ellos te agazapas huyendo de las esquinas que forman el perímetro de mi alma, permaneciendo siempre fuera sin moverte de la sombra que te tapa.
Sabes que si no hablas no existes, que necesitas ser narrada, y te empeñas en no salir, en esconderte, permaneciendo muda, ahogada en el silencio que te consume y te grita a voces en tus adentros, que des la cara, que te asomes y te dejes ver, si quieres tranquilidad en tu alma.
Sobrevuelas mi espacio oculta en nubes blancas;
bailas a mi alrededor con el disfraz de la pureza clara;
trinas para que mi atención se fije en tus alas desplegadas;
temes, pero te gusta, el desafío de mi mirada;
exclamas con voz queda, casi muda, así me hablas
sobre un transcurrir ajeno a una voluntad deshilvanada…
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