y disfrutas del mutismo,
creando una perfección
que te aleja del abismo;
callas por no interrumpir
de la mente tus pensamientos,
mientras vives y conformas
las paredes de mi templo,
fuiste la reina y la esclava
y aún hoy,
lo sigues siendo,
de un reinado escabroso
en los confines de mi cuerpo
...
...
Ayer te tuve conmigo
y desterramos el silencio,
con gritos de libertad,
y gemidos placenteros;
en un pequeño descuido
te robé tu cerebro,
para que no puedas evitar
llevarme en tu pensamiento.
©Juan Carlos Saceda
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