Pensó en dejar de escribir y le vino tu rostro a la mente, sabía que al morir su escritura tú también morirías y que él dejaría de existir, pues te creó con su pluma dándole tú a él la vida; pero le dolía tanto el amor que te tenía, que cada lagrima que brotó de sus ojos lloraba lagrimas que también gemían, y el mar desbordó los cauces secos que le envolvían, anegando tierras con la fuerza de la Naturaleza herida, arrasando artificios
para dejar paso a una nueva vida…
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