Te mueves tan rápido que sólo dejas la estela de tu huida, perfumada con el halo luminoso, que rezuma el fuego, que provoca tu presencia inanimada, que me envuelve y me succiona con tu grito de llamada, anulándome el entendimiento, dominando mi voluntad, marcando lo profundo de mi alma;
Y en esta soledad que siguió a tu marcha, queda mi compañía en silencio, sin nadie, abandonada, sumiéndose en un letargo de pasiones desenfrenadas que me horadan la mente por dentro, con el desespero como arma.
Pero te voy a encontrar,
aunque en la búsqueda
la vida se me vaya,
si no lo hago
se me va a ir igual,
con el remordimiento acompañada.
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