Le gusta flirtear para sentirse preciosa, es feliz cuando la miran y su presencia inunda la estancia envolviéndola en ella, todas las miradas para ella…
El color del corazón de su alma es tan bello que resulta imposible no fijarse en los destellos que irradia, tan intensos y luminosos que nunca acontece la noche en su reino.
Me crucé con ella y jugamos al amor con nuestros labios, besando el beso que surgía de besarnos y besarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario