Vagaba la noche oscura
buscando cobijo y descanso,
una chispa de calor
me rozó con sutil tacto
atrayéndome hasta ti
que me estabas esperando;
vestida con tu desnudez
saliste a mi paso,
también una chispa mía
a ti te había rozado,
hablaron los corazones
el lenguaje de enamorados,
pues sin habernos visto nunca
sabíamos los dos quien éramos:
el producto de nuestro anhelo,
de nuestro amor,
de nuestro siempre soñarnos.
Allí en la distancia,
allí en el desengaño,
allí escalando montañas,
allí navegando océanos,
allí donde nadie ha pisado,
allí donde todos andamos,
allí en lo infinito del cosmos
…
…
allí tu y yo,
allí estábamos
Juan Carlos Saceda
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