Forjado en el corazón del mundo
por el propio universo,
este amor tan inmenso,
sobrevivirá las pestes,
las hambrunas,
los tormentos;
vivirá vidas distintas
en rincones
que no sopla el viento,
que la lluvia abandona,
que yertos
yacen cuarteados
en ángulo recto,
compartiendo las sombras
al resguardo del lamento.
Pasiones vanas
de huero sentimiento,
tentarán con saña
mostrando su cuerpo,
llamando al vicio,
la lujuria
y el desenfreno,
al olvido fácil
de lo que llevamos dentro
que aflora brotando
desde el arraigo
de nuestro suelo,
con la fuerza invencible
que convertida en pacto
volvió a forjar
en el corazón del mundo
el propio universo.
Juan Carlos Saceda
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