Escribí mis palabras en el viento con el aliento exhausto, ya, de hablarte sin respuesta y la esperanza herida muy adentro; me veía iluso
y soñador de deseos imposibles por tan bellos, pero tenia que gritar, hacerme
ver, decirte existo, aquí estoy, ¿es que no ves que te miro?, ¿no te llegan mis reflejos?...
La espera me estanca, me frena, me limita el vivir, me
envejece por dentro.
Juan Carlos Saceda
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